Mi nombre es Kari Gomez Augestad, y como bien podréis deducir, tengo un nombre medio Noruego debido a que mi madre es Noruega. Ella nació en Oslo y era una apasionada del esquí alpino. Mi madre fue una de las primeras mujeres en tener un pase de esquí en la pequeña estación de esquí de Kirkerudbakken, que hoy en día es uno de los centros de dónde emergen más corredores de la copa del mundo de esquí alpino del equipo Noruego. Ella me enseñó, junto con mi abuelo, a conocer y llegar a amar la nieve, esos copos blancos que caen del cielo.
El invierno, la nieve, el frío… Para algunos, como para mí, son esas cosas de la naturaleza que más me alteran, ya que significa que podré ponerme los esquís y disfrutar del placer de subir y de bajar por las montañas nevadas.
¿Cómo aprendí a amar la nieve?
Recuerdo que, de pequeña, mi madre nos sacaba cada año del colegio para llevarnos a Noruega durante el mes de febrero, porque nos decía que era importante que conociéramos nuestro segundo país en su estado más invernal.
Como buena familia noruega, subíamos cada fin de semana que estábamos en el país a nuestra casita de montaña, las llamadas Hytta. Se trata de cabañas de madera en las que vives la naturaleza de la manera más profunda: sin agua, sin electricidad y donde aprendimos a ponernos los esquís de fondo para ir a por leña, para transportar la comida desde el coche a la casa y, como no, para pasear por las montañas nevadas.
Recuerdo a mi abuelo, en su pequeño salón de troncos de madera. Nos hablaba muchas noches sobre sus viajes y especialmente de esos viajes suyos a las Islas Lofoten, que estaban muy al norte y a las que él iba cada año. Lo cierto es que, por aquel entonces, esas historias no me atraían nada, ya que eran historias del Mar del Norte, del Bacalao, de los pescadores y de esas Montañas escarpadas con un look alpino brutal.
“Kari te enamorarás de Lofoten el día que vayas”.
Tampoco entendía que con esas montañas y esa nieve no hubiera estaciones de esquí en esas Islas (mi cabeza de niña no llegaba a concebir el poder subir montañas y esquiar sin remontes mecánicos).
¿Qué era el esquí de travesía?? En aquel entonces, cuando ibas a la nieve, o hacías esquí de fondo o esquí alpino. Poco más…. Pero con el tiempo le di la razón a mi abuelo: “Kari te enamorarás de Lofoten el día que vayas”.
La fuerza del destino…
Y es que parece que hay veces que la vida te lleva hacia dónde parece que estabas destinado a ir.
De joven, cuando por aquel entonces estudiaba en Granada la carrera de Turismo, la empecé a compaginar con mi carrera de profesora de esquí. Durante años viví en Sierra Nevada, pues me encantaba dar clases de esquí, y como soy una persona que busco desarrollarme y no sé quedarme parada, con los años y mi dedicación a la técnica del esquí conseguí entrar en el equipo de demostrados de la Escuela Española de Esquí, además de obtener mi título como Entrenadora Nacional de Esquí Alpino.
Pero con los años mi vida profesional cambió. Hace ya unos 18 años, empecé a trabajar en el mundo de la distribución de marcas deportivas para después pasar a estudiar marketing y trabajar en este área. Hoy trabajo para Gore-Tex, pero en aquel entonces, años atrás, encontré una marca que era totalmente afín a mí: Norrøna. Una marca que por aquel entonces empezaba a desarrollar su colección orientada más al esquí de Freeride y al esquí de montaña. Así que empece a trabajar con ellos, (por aquel entonces era la responsable comercial de ventas en España), y fue con Norrøna que por primera vez llegué a las Islas Lofoten, al pueblo de Henningsvaer.
Henningsvaer, mi segunda casa
La Venecia Escandinava, así llaman a este pueblo. Un antiguo pueblo de pescadores unido por puentes, pues son islotes salidos del mar y al que le rodean unas montañas espectaculares. Y allí viví unos días de esquí de montaña con clientes y embajadores de la marca. Ascendimos a su montaña más emblemática, el Geitgjalien, con unos 1.000 metros de desnivel. Y fue, sin duda alguna, una de las experiencias más bonitas de mi vida. Por las vistas, por lo que vives desde los picos de estas montañas, por esa bajada hasta el mar, tras la que nos llevaron en barco de regreso al pueblo, no sin antes parar en una playa carismática de un fiordo y en la que disfrutamos de una cena local increíble (en la que no sabíamos si comíamos carne roja o ballena… y al final, era ballena).
El tiempo pasó y poco a poco, hizo que esos recuerdos y sensaciones de ensueño fueran creciendo. Y tras unos años, decidí volver.
Siendo Noruega no me costó integrarme y conocer a “los locales”, ya que además la gente del norte es encantadora. Los primeros años fueron más de aventura y de exploración del lugar, íbamos con amigos y con la familia. Casualidades de la vida me unieron a Lionel Philippe, guía de montaña al que muchos conocéis. Una persona apasionada del esquí, tanto o más que yo, y de buscar las mejores bajadas posibles con la mejor nieve.
Por ello, tras algún que otro viaje que hicimos juntos para conocer mejor la zona, pasamos de organizar viajes privados, a preparar viajes con algunos clientes.
Hasta el día de hoy, en el que estamos orgullosos de Outnørdtravel, nuestra una agencia de viajes especializada en este destino.
Outnørdtravel, un sueño hecho realidad
Yo soy tan solo la co-fundadora y adviser de la agencia, siendo Lionel el que lleva el control del día a día, de los programas, del desarrollo de los destinos … Y yo voy añadiendo mi granito de arena, con ese conocimiento de país que heredé de mi abuelo y mi madre.
Sin Olav (mi abuelo) y sin su amor por esos mares Noruegos, sin mi madre y sin su amor por la nieve… seguro que no os podríamos ofrecer el tipo de experiencias que os ofrecemos hoy.
Por eso, ahora estoy orgullosa de saber y poder decir que conseguimos hacer soñar a los clientes que vienen a disfrutar del esquí en las Lofoten en invierno… así como los que prefieren descubrir sus increíbles paisajes, mares, playas y trekkings en verano.
Nuestro sueño por ello no acaba en estas Islas Lofoten. Lionel va buscando siempre lugares que le aporten algo especial. Así que, nos vemos con los esquís puestos disfrutando del esquí donde sea en este pequeño mundo.